Entrevistas con las mujeres de Castelo
PILAR
Pilar fue la primera en animarse a realizar la entrevista. Nos dimos cita en su jardín, un espacio repleto de frutales, avispas y flores. En el centro, un estanquedonde nadan dos peces, uno de ellos busca un lugar para poner sus huevos. Junto al estanque se encuentra una mesa de cemento coronada por una estrella de los vientos que señala los 4 puntos cardinales. En el centro “un ojo griego que nos protege” dice Pilar.
Colocamos la cámara al otro lado del estanque por petición de Pilar, ya que no se siente cómoda hablando directamente a cámara. Y allí, junto al agua conversamos.

Habla de su infancia, de la muerte de su padre cuando era pequeña, del tiempo que pasó en Inglaterra con su madre, de la vuelta a Castelo y de su deseo de viajar a Estados Unidos, donde pensaba ir por un año y acabó quedándose treinta. Conoció a su marido trabajando en un crucero, y desde entonces viajaron siempre juntos. Cuando él se jubiló, ella decidió pre jubilarse. Desde entonces vivieron la mitad del año en Galicia, y la otra mitad en Grecia.
Hace un año su marido se realizó una operación de riñón que, aunque en principio salió bien, con el tiempo se fue complicando y acabó muriendo. Pilar cuenta cómo su vida cambió desde entonces.
En su casa, la sala de su marido sigue intacta.
“Cando tes unha vida moi repleta con fillos e netos, que dedicaches tanto tempo aeles, pois cando vanse, quizais necesitas máis para encher eses espazos […] eu sempre desexe tempo para min […] e agora que estou soa, vos meus recordos enchen eses momentos de soidade”
“De ahora para adelante no te vas a hacer más joven, si no más mayor […] Con una amiga nos preguntamos cuándo empieza uno a ser mayor, porque ahora obviamente nos conservamos mejor, y ha mejorado la calidad de vida […] La cosa es que te sientas viva dentro del mundo en el que estás, hay que evolucionar y vivir con los tiempos […] Perdí a mi marido el año pasado, 41 años juntos, un largo trayecto, pero queríamos que fuese más largo, pero uno se tiene que ir […] Mi madre se quedó viuda con 21 años y a veces pienso que casi no me tendría que quejar […] pero él fue mi vida, y cuando te falta tu todo no sabes si seguir para delante, para atrás o para el lado […] No sabes qué es mejor si perder a tu amado cuando eres joven, o cuando eres mayor y necesitas tanto esa compañía […] Pero al final, cuando llega el momento sólo puedes afrontarlo […] el dolor no se irá nunca, pero con el tiempo te vas acostumbrando a esa nueva etapa […] Es muy importante situarte en la nueva época, ser consciente de lo que has aprendido […] los matrimonios, las convivencias son muy difíciles, hay que tener paciencia y respeto y el amor es la esencia, es fundamental”


¿Qué es el amor? “El amor para mi es todo, es la esencia de la vida, es respeto, amistad, cariño, es querer que la otra persona esté bien, es la convivencia, es quererse y dejarse querer […] uno no es perfecto, tampoco la otra persona lo es, pero entre los dos se hace lo mejor que se puede […] no somos dioses, sólo humanos, y lo hacemos lo mejor que podemos”
ESTHER
Esther nos recibe en su huerta y juntas buscamos un espacio adecuado para su entrevista. Finalmente nos colocamos dentro de un invernadero que construyó hace treinta años. Entre tomates y pimientos de padrón, nos cuenta cómo fue introduciendo nuevas especies con el paso de los años.
“Me gusta estar na horta. Tes as cosechas para ti, sabes o que comes… me gusta facelo, me encontro cómoda. A horta me fai moi feliz, tamén estar con os netos, os fillos e poder botarlles una man, darlles do que cultivamos, mentres podemos…e logo esperamos que eles nos axuden a nos”

Nos habla de su madre, que con 90 años “se le están acabando las ganas de vivir”.
Cuenta cómo de joven tuvo que cuidar de los más mayores “había días de felicidade, de tristeza”, y cuando le pregunto cómo enfrenta los días tristes contesta: “Así como te levantas a outro día, tés que mirar como seguir vivindo. É unha cadea, tés que esforzarche, e mirar como seguir vivindo…e loitar”
MARIA
Maria nos da la bienvenida en su cocina, la entrevista la realizamos mientras prepara unas enchiladas sin sal “para o meu home”.

Nos cuenta cómo después de separarse buscó un trabajo “porque yo no quería vivir eternamente de lo que me daban mis padres” Así es como empezó a trabajar como cocinera. Y allí, tras cinco años, y a través de una persona que limpiaba los cristales en el restaurante, conoció a su segundo marido: Antonio Muñoz, del mismo nombre que el primero.
“El amor tiene muchas etapas, la primera es tener presencia, después tener ideas, que baile y después, aunque mi marido es muy bruto hablando, lo importante es que esté contigo en los momentos difíciles…mi hijo estuvo metido en las drogas, y allí estuvo conmigo […] no es sólo el amor físico, es distinto […] el amor de tu vida es la persona que comparte contigo […] me operaron de un cáncer y estuvo ahí, están mis padres enfermos y es el primero que me dice “vamos”, para mi eso es lo más importante”

Hablamos del baile, y de cómo le gusta moverse al ritmo de la música, de cómo baila con su marido.
“Yo creo que me hace feliz todo. Cuando me levanto y veo que estoy sana, que tengo a mi marido al lado y mis hijos están trabajando, pienso “y yo qué más le puedo pedir a la vida” He superado un cáncer, un trasplante de riñón…”
“Mi madre siempre fue muy pesimista, y me decía que soñaba con llevar cajas de muertos y se le caían, que le caían los dientes, y yo siempre sueño con cosas bonitas, es raro […] hubo un tiempo, cuando vine para aquí en que tuve unos sueños muy feos, soñé con mi ex, en el sueño quería llevarse a los niños y mi marido miraba y no se movía, entonces me desperté y me dieron ganas de pegarle”
¿Cómo se podría mejorar la vida de las mujeres de Castelo? “Cuando vine para Castelo había una escuela de padres, a mi me parecería muy importante hacer una reunión cada 15 días para que cada uno cuente sus experiencias […] compartir experiencias te ayuda a ver otra parte de un problema, un encuentro para charlar simplemente para desahogarse e ir a casa desahogada […] por ejemplo, Pilar que lo pasa mal porque perdió al amor de su vida […] tener una obligación que te haga salir de casa y tener una rutina […] A mi me ayudó mucho coger la directiva del centro social, eso me ha ayudado a conocer el nombre y apellido de la gente de Castelo”
MARUXA
Maruxa nos recibe en el jardín de su casa, y bajo un gran nogal iniciamos la entrevista.
¿Cuál es tu motor? ¿Qué te impulsa en el día a día? “Para min o motor vital é a familia, os amigos […] A horta é un motor arrimado o resto […] é una satisfacción […] Non todo o mundo ten que ser feliz con as mesmas cousas […] Temos que idealizar o día a día, e tentar no ser esclavos dos obxetivos […] A veces tés que renunciar a algo para ter outras cousas, e eu na balanza puse a vida da familia, e así foi e me sento moi orgullosa da familia que creei, e non pido mais”

“Hay que aprender os que marchan e recibir a os que veñen […] é moi duro cando empezas a perder os pais, a parexa, pero é a vida […] eu sempre foi optimista e quero seguir sendo […] alegrarse cuando hay alegrías e chorar cuando hay tristeza […] pero e duro vivir sen os teus referentes”
“Son una persona creyente, e iso creo que me axuda nas dificultades. Ver este árbol desnudo e logo verlo con fruto e un proceso que vivo ano tras ano, entón non sei que é, pero hay algo que te empuxa e que te para, e tamén tés que aceptar cuando te paran, hay que estar preparado para todo iso”
PILI
Pili nos recibe en el salón, entre fotografías de sus nietos y libros, iniciamos la entrevista…(pendiente de escuchar para completar)

MARUJA
La entrevista de Maruja decidimos realizarla en su viejo Peugeot rojo, ya que para ella la independencia que el coche le da es básica. Además, es el único momento en el que no le duelen los pies…(pendiente de escuchar para completar)

ENTREVISTAS PENDIENTES:
Mercedes asistió a los primeros encuentros, e incluso compartió muchos de los dibujos de sus nietos, fotografías y algún vídeo en el que colocó una serie de muñecos en el patio de su casa, para recordar así la presencia de sus nietos. Tuvo que abandonar el taller a mitad porque enfermó, pero por su sensibilidad y momento vital, sería muy interesante poder charlar y recoger sus reflexiones.
María asistió a todos los encuentros, e incluso realizó un par de vídeos. En uno de ellos salía jugando con su nieta al parchís, porque aquello es “lo que me hace feliz”.
Julia es una mujer de gran sensibilidad. Desde el principio conectó con el objetivo del proyecto, y se prestó al juego. Compuso una serie de cápsulas audiovisuales donde reflexiona sobre la felicidad, y recolectó distintas miradas de sus hijos y animales con la idea de montarlas sobre una reflexión que realizó sobre la importancia del “ollar” (observar).
María José también asistió a casi todos los encuentros, pero fue dificil agendar un momento para hacer la entrevista. Es una mujer con energía, creativa. Buscó generar contenido que de alguna forma pudiera mostrar cosas que no estuvieran dichas ya por sus compañeras.
Pepita, una mujer de más de ochenta años, que aunque no logró engancharse con la realización de vídeos, sí se interesó por el documental y acudió la muchas de las reuniones.